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Por qué no hacer caso a los programas de televisión sobre casas

Gemerlos Scott

Escrito por Almudena Ortuño

24 octubre, 2019

Puestos a hacer un negocio de compraventa, déjate de ficciones 


Son tantos los programas sobre el mercado inmobiliario que se prodigan por la televisión actual que… hemos terminado por creérnoslos. No importa si hablamos de mejorar el aspecto de la vivienda, como sucede en Decogarden; o de realities donde las familias buscan casas “más grandes” (pese a que la anterior ya tuviera cinco habitaciones), como Tu casa a juicio. También están los que prometen incrementar el valor del inmueble mediante la reforma, al estilo de Vender para comprar; e incluso los que modelan un espacio para destinarlo al alquiler, que es el argumento de Tu casa lo vale. Con independencia del tema, se da el mismo efecto derivado de la telegenia: el contenido debe ser entretenido y, para ello, no es preciso que sea real. 

¿Eso está mal? Si el objetivo es matar una tarde de domingo en casa, el maratón de Divinity no tiene mayor delito. El problema viene cuando usamos la ficción como fuente de información. Los profesionales del sector de la vivienda se enfrentan, cada vez con más frecuencia, a vendedores y compradores resabiados que basan sus conocimientos en la pantalla. Y sin complejos. 

Volvamos a poner los pies sobre la tierra, porque el mapa del sector inmobiliario poco tiene que ver con el menú de la programación televisiva. Puestos a emprender el proceso de compraventa de una vivienda, en Atelier Jōm recomendamos acudir a fuentes rigurosas y profesionales con constatada experiencia, que poco tienen que ver con los actores de sonrisa sempiterna. La búsqueda de un hogar, o tal vez de una propiedad para rentabilizar, en realidad atiende a criterios funcionales.

Pero en la mayoría de shows se subordina a lo cuqui que parezca la historia. 

Por qué no debes hacerles caso:

1) Porque muchos de estos programas se graban en Canadá. Y sinceramente ¿qué tienen que ver tus problemas con los de un propietario de Vancouver? Hablamos de un país que no solo tiene unas rentas muy superiores, sino que además discrepa en cuanto a costumbres. La mayoría de formatos televisivos sobre casas tienen factura anglosajana, y allí el mercado funciona de otra manera en lo relativo a precios, agentes implicados y procedimientos necesarios. Además, si comparas tu casa con la de un norteamericano que precisa de un garaje para guardar la ranchera, y que quiere instalar una cancha de baloncesto en el jardín, probablemente acabarás muy deprimido.

Scott McGillivray, de Tu casa lo vale

2) Porque los agentes inmobiliarios son otro rollo. De verdad, Phil Dunphy es nuestro agente inmobiliario favorito en Modern Family, ¿pero alguien querría al personaje de esta serie en la vida real? Lo mismo sucede en el caso de los realities. Es probable que tu agente inmobiliario no sea tan atractivo como los gemelos Scott, protagonistas de Property Brothers (traducido, quien sabe por qué, como La Casa de mis sueños), pero seguramente esté más implicado en la operación. Vas a tratar con profesionales que no harán bromas a tus hijos ni opinará sobre las lámparas de tu nuevo hogar, pero en serio: en la compraventa, agradecerás la formalidad antes que la simpatía. 

3) Porque no siempre es necesario reformar. Y ya que hablamos de programas de sobremesa en canales femeninos, donde el peso de la estética tiene un valor casi ridículo, conviene recordar que las casas entran por los ojos, pero se compran sobre los planos. El antes y el después tiene un efecto muy potente a nivel televisivo. Sin embargo, no todos los inmuebles requieren de retoques antes de su venta, que puede saldarse con un precio adecuado sin obras. Y al contrario: a veces es más económico comprar una vivienda finalizada que personalizarla.

4) Porque los tiempos de la tele son los tiempos de la tele. Las casas no suelen venderse en una semana, ni tampoco se reforman en tres. Por más que haya todo un equipo profesional al servicio de la causa. El deadline que aparece en los programas de televisión es un elemento que imprime ritmo al capítulo, pero que suele estar falseado, o que en realidad no se corresponde con todo un proceso de venta. Lo que se emite en 40 minutos puede haber tardado meses. Por este motivo, no tengas prisa ni te precipites a la hora de elegir la vivienda en la que vas a invertir.

5) Porque las cifras no se corresponden con la realidad. Obvio, ¿no? Vale que las casas de millones de euros que dicen precisar los compradores de los programas no entran dentro de tu baremo, pero es que en muchos casos tampoco en el de ellos. Como es lógico, las productoras también suelen correr con parte de los gastos para recompensar la grabación, por lo que no te puedes fiar de la tarifa. ¿Y sabes esas tasaciones que hacen al final? No están tanto al servicio de la realidad como al de los intereses del equipo, que cuanto mejor venda su trabajo, mayor réditos obtendrá en el futuro. Los compromisos de confidencialidad se encargarán de hacer el resto. 

¿Entonces, ningún programa es fiable?

A ver… casi nunca. Ver programas sobre casas no hace daño a nadie, siempre que se mantenga la premisa de que esto es entretenimiento, y en ningún caso información. Muchas veces priman los intereses publicitarios en juego. Desde luego, se pueden extraer ideas de decoración, y hasta aplicar algunas de las técnicas de persuasión de las que se valen los agentes del programa. Pero oye, poco más. Puestos a conocer el mercado de la vivienda en España, mejor recurrir a los medios de comunicación fiables, a los informes que emiten determinadas organizacones y a las bases de datos con estadísticas. O preguntar al agente, que no está ahí para engañarte.

En Atelier Jōm estamos convencidos de que la base de la relación entre nosotros y vosotros es la confianza. Decir las cosas como son, sin circunloquios. Así que tampoco nos vamos a andar con chiquitas: aquí no estamos para encontrar «la casa de tus sueños», sino para acompañarte en la auténtica búsqueda de un inmueble que se adapte a tus necesidades. 

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